Orillé, Orillé, son dos palabras que se repetían y sonidos onomatopéyicos pronunciaban un grupo de hombres y mujeres al estar formando el cordón espiritual. Tomados de las manos y formando un círculos se movían a favor de las manecillas del reloj. Cantos al Congo de Luz, a San Rafael y a otros santos se repetían. Después las plegarias al cielo son hechas por el guía del cordón. Aunque parezcan que están desorganizado cada uno tiene un puesto dentro del cordón. La historia cuenta que su origen viene de Monte Oscuro, en la provincia de Granma. De ahí se disipó por todo la provincia hasta llegar a Holguín y Camagüey. Muchos son los mensajes que ha dejado el cordón espiritual, una experiencia que pocos han tenido en Cuba de presenciar. Los cordoneros solo rezan y no realizan ningún sacrificio de animales, para ellos, esas cuestiones son herejías. En su mensaje solo los espíritus pueden sanar, si son llamados correctamente. Orillé, Orillé se escucha al final cuando acaba el cordón espiritual.
