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Solidaridad y Literatura en tiempos de coronavirus

Muchas son las historias y realidades que vive el mundo en estos momentos debido a la pandemia provocada por el coronavirus. Es en estos momentos difíciles, es donde el humanismo y la misericordia de las personas deben primar ante otros sentimientos mezquino y la paranoia que muchos alegan por causa de esta terrible situación. Y estas ideas un tanto deshumanizada y maquiavélicas la que me han llevado a escribir estas palabras.
Con el atraque a Cuba del crucero MS Braemar, son muchos los sentimientos que he podido encontrar en las redes sociales el publicar mi rotundo apoyo a esas personas, que necesitaban nuestra ayuda y coherentemente nuestra nación se la brindó. Muchos son los descontentos por tan noble propósito, justificado con nuestras situaciones de precariedad y la rotunda comparación con países del llamado primer mundo que no han podido controlar la propagación de dicha pandemia.
Y a la vez yo me pregunto: ¿Si las escases y el trato que nos ha dado muchas veces algunos países de Europa?, es la respuesta en estos momentos para darle la espalda a un grupo de personas, que no tienen la culpa de nuestras diferencias y que necesitan amén de cualquier situación, la ayuda necesaria para el mantenimiento de sus vidas. La respuesta es claramente Si. Otra forma de responder a esta interrogante la encontré en la literatura, mediante una historia que ocurrió en el año 1939 y que el escritor Leonardo Padura, narra perfectamente en su novela Herejes.
Hace aproximadamente ochenta años atracó en el puerto de la Habana, un barco con el nombre de Saint Luis, que traía un grupo de judíos procedentes de la Alemania fascista. Los tripulantes de dicho barco fueron condenados a muertes por la falta de humanismo y la presión de fascista cubanos. Debido a que las autoridades de aquel entonces, sumidos en las presiones, no permitieron que los tripulantes bajaran y por ende brindarle el auxilio necesarios contra el fascismo imperante en su nación de origen. Resultado de estos, el barco tuvo que regresar a su origen y la totalidad de sus tripulantes fueron conducidos a los Campos de Concentración, donde La Parca y el Perro Cancerbero del fascismo concluyeron con su destino sobre la tierra.
Por eso es importante la Historia, y si aprendemos de ella podemos sacar buenas acciones para el presente y el futuro de nuestra nación. En aquellos días de inicio de la Segunda Guerra Mundial, Cuba, no aceptó a los tripulantes del Saint Luis y en estos momentos de igual complejidad mundial, Cuba, dio un digno ejemplo socorrido a la tripulación MS Braemar, y con ello saldamos una pésima actitud de nuestro pasado. No importa la circunstancia y el por qué, el país tomó esta decisión correcta, a pesar de los muchos detractores de la misma, donde se pretenden empañar tan buen gesto, alegando ciertos beneficios del país. Lo importante es la solidaridad y la puerta que abrió Cuba, cuando muchas naciones del Caribe, abrían cerrado la misma. Actitudes como estas son las que me hacen sentirme orgulloso, de vivir en este archipiélago bañado por las aguas del Mar Caribe, y gritar a los cuatro vientos el enorme placer de sentirme cubano.

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