Sus padres le pusieron el nombre de Geonel Alejandro Rama Alemán, aunque en el universo literario lo conoce por el nombre de Alejandro Rama. Nació en el año 1991 por lo que el próximo noviembre arribará a sus tres décadas de existencia. Vive en Las Tunas, en un municipio llamado Manatí, tierra que acogió como suyo a Barbarito Diez y donde su cultiva todavía el danzón. Es ingeniero informático, aunque en la actualidad se desempeña como Instructor de Arte en la Casa de Cultura de su municipio. Reconociendo que es uno de los jóvenes escritores del oriente cubano con mayor constancia en el panorama de las letras nacional, nos proponemos a dialogar con él sobre su quehacer de convertir las palabras en literatura:
¿Qué te motivó a escribir?
Esta respuesta es difícil, aunque creo que lo más acertado sería decir que fue la necesidad espiritual. Desde niño, el lente con el que he mirado el mundo, mi forma de pensarlo y quererlo transmitir a quienes me rodean, me ha obligado a escribir. Es una necesidad.
¿Qué importancia le ves a las redes sociales para la promoción y presencia de la literatura?
Demasiada importancia. Aunque muchos digan que el ser humano actual no lee, no se informa, la verdad es que a través de las redes está leyendo y recibiendo información. Y por eso es que entiendo y visualizo a las redes como un terreno a explorar y aprovechar. Una plataforma a la que se le puede, de manera correcta, sacar mucho provecho.
¿Qué opinión tienes sobre la literatura contemporánea cubana, cuáles son los escritores de tu generación que más te llaman la atención?
La literaturas contemporánea cubana actual es muy diversa, y eso es sumamente interesante, creo que en ella hay una búsqueda constante de nuevas corrientes estéticas. Todos escriben diferentes, a pesar de tener muchas cosas en común. La considero con buena salud, y creo que esto se debe a los nuevos referentes que nos están llegando gracias al internet. Autores que antes no pensábamos leer, ahora simplemente los buscamos en las plataformas y los descargamos. En cuanto a mi generación, creo que los escritores Daniel Burguett, Raul Leyva, Junior Fernández y Alejandra Damiani siguen la estética que prefiero. Sus textos se mueven entre el absurdo y la sátira, aunque no pierden frescura, se reinventan una y otra vez.
En el año 2016 con motivos del Centanario de José Soler Puig, uno de los grandes escritores cubanos y Premio Nacional de Literatura, se convocó a un premio especial de narrativa que Alejandro Rama, ganará con su libro Grutesco ¿Qué hay de ese adolescente que ganó hace varios años el Premio Especial de Narrativa por el centenario de José Soler Puig?
En ese entonces no me consideraba netamente escritor, aunque escribía todos los días, a lo Hemingway, y ya había cursado el Centro Onelio. Pero que mi libro obtuviera ese premio me cambió la vida, sobre todo en el plano espiritual. De aquel adolescente aún quedan en mí, y nunca van a abandonarme, las ganas de crear, la forma de ver y proyectar la vida, el amor por la literatura, por el arte. Aunque sí considero que he madurado en otros aspectos, sobre todo en la forma de narrar y elaborar mis libros, quizás ya mejor pensados.
¿Cuáles son tus referentes literarios?
Mis referentes, pues esa es otra pregunta difícil. Creo que ha lo largo de mi vida como escritor han variado mucho. Desde Guillermo Vidal y Villena hasta Hernández Novas y Luis Rogelio Nogueras. Desde García Márquez y Rulfo hasta Philip Roth, Bukowski y George Orwell. He navegado por Kerouac, Kafka, Juan Bonilla, Alejandro Zambra, Cormac McCarthy. Aunque ahora mismo estoy estacionado en Italo Calvino, Georges Perec y Michel Houellebecq.
¿Cuál es la novela que más te gusta?
Son muchas, aunque hay dos en especial se marcaron un antes y un después en mí: El señor de las moscas, de William Golding, y Las manzanas del paraíso, de Guillermo Vidal.
¿Qué poema te mueve hasta lo más profundo?
No suelo leer mucha poesía, aunque poemas como El Gigante, de Villena, Ama al cisne salvaje, de Nogueras y Todo, de Bukowski, calan muy hondo en mis entrañas.
¿Cuántos premios has ganado? y ¿Qué significa haber ganado el Calendario en este año 2021?
He ganado, contando al Calendario, tres premios, cada uno de ellos en una etapa diferente de mi vida. El premio calendario me ha llenado de mucha satisfacción, el libro con que obtuve el premio, Sinfonía de las Cavernas, fue un trabajo de dos años de escritura, madurez y re escritura. Ya necesitaba desprenderme de él, ya necesitaba superarlo, y el premio Calendario llegó a cumplir con ello. Eso, y por supuesto la satisfacción de haber obtenido uno de los premios más prestigiosos en este país, sobre todo para los jóvenes.
¿Qué ideas o puntos de vista tratas siempre de mostrarle al lector?
Me gusta trabajar la marginalidad. La marginalidad en todas sus formas, variantes, aristas. Un árbol puede ser marginal si se mira desde el punto de vista correcto. Pero, sobre todo, me gusta estremecer al lector. Que mis palabras permanezcan en su mente como un continuo martillar cuando se forja una espada o se sostiene una pared. Creo que mi literatura va de eso: el golpe constante.
¿Qué es lo que ha tu consideración nunca le debe faltar a un escritor?
En mi caso, nunca debe faltar el café y la música estridente. En el caso de todos, incluyéndome, las ganas de crear, de ser leído. Las ganas.
¿Por qué la literatura y no otra expresión artística?
Me he movido por otras aristas del arte, pero creo que lo que mejor se me da es escribir. La literatura me sirve, además, como vía de escape. Al escribir mis textos, me cambio de máscara una y otra vez, vivo y sufro con mis personajes, los llevo y ellos me llevan por infinitos caminos.
¿Qué opinión tienes sobre la crítica literaria que se realiza en Cuba?
Creo que algunas veces es muy poco difundida, y muchas veces es demasiado complaciente. Aunque reconozco que en los últimos años la crítica literaria se ha vuelto más mordaz, más ácida, y eso es bueno. Al escritor no le interesa saber exclusivamente lo bueno de su obra. Se necesita bipolaridad en la crítica, puntos de vistas enfrentados, eso genera expectativa y genera ventas, lo que se traduce en mayor promoción y divulgación de la lectura. Aunque, y debo aclarar, que la crítica tampoco ha de convertirse en una forma de ataque. Al artista se le debe respeto, sea cual sea su obra o su postura, porque en definitiva, es el arte quien termina sufriendo al final.
Las tecnologías y las redes sociales se han impuesto con una vorágine derrivando muchas de las concepciones que se tenían sobre el universo literario antes de la llegada del internet; como una muestra del desarrollo y el atemperamiento a las circunstancias universales que ha tenido la sociedad cubana. Por lo que eso te pregunto si consideras qué libro digital desplazará al libro impreso y qué importancia le ves a este tipo de publicación.
Creo que ambos deberían ir de la mano. Un libro impreso siempre será un magnífico regalo. Y es que abogo siempre porque el libro se vea como una obra de arte y no como un simple producto. Una obra de arte construida por incontables manos, entre ellas la del autor. Las publicaciones digitales también son de vital importancia porque llegan a todas partes, esquivando todos los canales oficiales de distribución del libro y, en definitiva, provoca que el libro llegue a más lectores.
Para ti cuán efectivo es la promoción y visibilidad que realiza los centros provinciales de la literatura
Estos centros deberían ser el bastión fundamental de la promoción artística, y no quito el hecho de que muchos lo sean, pero también hay que analizar que muchos no lo son. Muchas veces se olvidan que el artista es su razón de ser, de existir, y eso creo que es lo más terrible que puede pasar. El artista tiene que ser la prioridad siempre.
¿Qué impronta tiene la AHS en la vida creativa de tuya?
La AHS es una institución efectiva para la promoción de los artistas. En ella siempre se ha tenido al artista como renglón fundamental, como la base de todo. Estoy muy agradecido de pertenecer a esta institución, que me ha abierto sus puertas y me ha acogido como si fuese su hijo. Quizás, y creo que es lo más importante, la AHS es una institución para los artistas jóvenes que es dirigida por los propios jóvenes artistas, por lo que, en mi opinión, hay un mayor entendimiento y una mayor comprensión de los intereses de sus miembros, por sus preocupaciones y necesidades, tanto artísticas como materiales.
¿Qué planes tienes para el futuro inmediato?
De momento, seguir escribiendo. Seguir creando universos como lo he hecho hasta ahora. Eso sí, estoy incursionando en otros géneros: literatura juvenil, poesía y novela. Fundamentalmente escribo cuentos, pero este año, quizás por el propio encierro al que nos ha llevado la pandemia, me he salido constantemente de mi zona de confort. Trato de ampliar mis horizonte. Pero lo más importante es que no he dejado de escribir. Eso es algo que creo nunca voy a poder dejar de hacer.
Alejandro Rama es un ejemplo de que el talento puede derrotar al fatalismo geográfico. Desde su municipio Manatí, sigue contribuyendo al panorama literario de Las Tunas y por ende del oriente cubano, lugares que muchas veces no tienen una mayor visibilidad de los escritores; por estar alejado de las grandes editoriales nacionales. Por eso es importante seguir promocionando la literatura que se realiza fuera de los predios capitalinos como práctica permanente que ayuda a las nuevas voces a tener una presencia más cotidianas en las prácticas y pensamientos literarios de Cuba.


